lunes, 17 de enero de 2011

Regalo de Reyes: Egıpto



Volvemos al Canal de Suez, pero ahora con frío. Había oido alguna vez que el desierto por las noches es helador, pero hasta que no lo vives no te lo crees. Por el centro del canal, con desierto a ambos lados y con un viento de proa y una temperatura que roza los 10º yo me quiero morir. Para mi a partir de los 20º ya es frío, si, llamame exagerado, pero es que uno se acostumbra a lo bueno y cuando llega lo malo es dificil aceptarlo. Vienen los comentarios de: “el frío es bueno para la circulación”, “una ducha de agua fría es muy saludable”... si, si... y pisar una mierda trae buena suerte, no te jode. Eso solo sirve para consolarte.

Hace gracia ver la cara al práctico del canal cuando nos pregunta donde está el puente y le contestamos que está en él. Pierde todaautoridad al verlo acurrucado en una esquina con un saco de dormir por todo lo alto y un gorro prestado de no se quien con la hoja de maría bordada en él. Después de casi un día cruzándolo (el Canal), y de ver tanques, arena y buques de 250m. cruzando por en medio del desierto, llegamos a Port Said, un puerto que sólo habíamos tocado para repostar y adquirir pertrechos, echamos amarras para quedarnos unos días más. Me toco escribir la crónica de ese día, contando lo sucedido:

“¿Quién huebiera pensado pasar el día de Reyes en pleno Canal de Suez? pues así lo pasamos. Es muy raro navegar por un lugar así, es una auténtica carretera en pleno desierto, pero en vez de asfalto tenemos agua, y en vez de coches, barcos. De hecho, la carta náutica de esta zona está expresada en kilómetros. La imágen de ver un barco navegando por detrás de las dunas no tiene explicación. Creo que volver a recordar el frío que estamos pasando no está demás, así nos ponemos en situación de estar en unas verdaderas (más si aún cabe) Navidades.

Ahora que estamos en situación, toca explicar lo sucedido: después de haber repartido la suerte haciendo un "amigo invisible" por partida doble, nos decidimos a dejar los regalos que los Reyes Magos (esta vez no han sido los padres) habían dejado en una de las camas del sollao. Cada vez que pasaba había algún regalo más. La duda era, ¿de dónde habrán sacado esos regalos si no hemos "casi" parado?, pues está claro, de la pura imaginación, de las ganas y la ilusión que se tiene al ver un paquete con tu nombre escrito en él. Así fué pasando el día, esperando el momento para habrir los regalos, que decidimos retrasarlo hasta la llegada a puerto, pasando a ser "noche de Reyes". Mientras el mercadillo que habían montado la tripulación extra obligatoria por parte de las autoridades de Suez, compuesta por electricistas y amarradores, hizo que cada vez que pasabamos nos replanteabamos si comprar algún suvenir y colocarlo como regalo (al final nadie cayó). Por la tarde Alberto, Jose, David y Miguel se subieron al tope de trinquete y a la cofa para tener una perspectiva todavía mejor de la zona que estábamos atravesando.

Llegando a Port Said, ya de noche, el atraque fué perfecto, pepeleo sin problemas y antes de cenar (spaguetti con ajo y aceite), la repartición de regalos. Hubo mucha inventiva: camisetas, juegos de lógica hechos a mano, dibujos,fotos, llaveros, máscaras, gorros (y gorras perdidas como la de Frede), guantes, comida, libros y carbón (por supuesto) no hicieron más que unirnos más en un momento tan especial.

Por cierto, algo me dice que todas nuestras familias y amistades recibirán algún regalo de Reyes con un poco de retraso cuando nos volvamos a ver.

¡Un beso a todos!

Manu”

Un poco ñoño, pero es Navidad y se acepta.

A la mañana siguiente nos damos cuanta de donde hemos atracado, en frente de un faro que debe tener unos cuantos cientos de años, que lo ha engullido una ciudad caótica, por lo menos es l oque se aprecia desde el barco. Ese día estábamos de guardia pero el siguiente lo dedicamos a explorar El Cairo. Os juro que es una lucha contínua para que no te timen o te vendan algo que no necesitas para nada. Tres horas en bus hasta la ciudad, gastar un poco la suela y ver donde nos encontramos. Estuvimos buscando algo de ropa de abrigo para el frío que se nos avecina en Turquía, pero lo único que conseguimos fué encontrar un bar donde vendían cerveza (creíamos que como pais musulmán no venderían alcohol). Era el bar de pecadores, esos musulmanes que en pleno viernes estaban alcoholizandose. Nos sorprendió que nos pusieran altramuces, esto ya parecía un bar en plena Sevilla. Al llegar a nuestro hostalcerca del museo egipcio que nunca visitamos, me falto poco para quedarme totalmente inconciente hasta la mañana siguiente, que teníamos taxi hacía las pirámides de Giza y un tour en camello y caballo.

Según llegas a la zona faraónica se te pone la piel de gallina al atisvar las pirámides a lo lejos. Lo que siempre habías visto en fotos, ahora lo ves de verdad. También impresiona el ver los edificios a medio construir sin ningún tipo de orden y su tipo de conducción, aunque, sinceramente, después de haber estado en Sri Lanka y comprobar que sus conductores kamikaces tienen siete vidas, el resto de paises se quedan por debajo en cuanto al estilo conduciendo.

Por algún sitio nos la tenían que colar, y fué en el tour por las pirámides, lo peor es que lo sabíamos pero no teníamos ni ganas ni tiempo de discutir, pagamos y nos subimos cada uno en su animal. Eramos 8, 4 camellos y 4 caballos para ir turnandolos. Hubo alguno que después de la visita se quedo desilusionado, pero en mi caso fue una experiencia increible. Si lo miras como un montón de piedras apiladas, no tiene gracia, pero si detrás de la imagen pones la historia de cada una, el tiempo que se tardó en construir y sobretodo el dato de que el último faraón mandase asesinar a todos los que habían participado en la obra y de esta forma salvar el secreto de como construir una pirámide, comienzas a darle sentido a todo eso. A parte, el tamaño que tienen es muchísimo más grande del que aprecias en las fotos, te empequeñeces al compararte con ellas y con cualquier cosa que halla contruido el hombre. Nos permitieron hacernos una foto tocando la pirámide de Gizhe, que está prohibidísmo, y de ahí a la esfinge de Nefertetis, que se cuenta que se contruyó a partir de una piedra que tenía ya esa forma. Pregunté que me comentase la histotia de su famosa nariz, y se ve que Napoleon quiso acabar con la historia de los faraones, que nadie estuviera encima suya y fué cuando mandó bombardear los monumentos. Uno de los proyectiles hizo esa operación de cirujía estética.

Por cierto, mi experiencia en caballo fue todo un éxito, contro absoluto de la situación. Nunca pensé que fuera tan sencillo manejarlo, con un ligero movimiento te hacía caso, pero lo que era el camello... me cago en “to”, ¿qué clase de animal es ese?, Esa boca y su interior da miedo y un poco de asco también, pero los ruidos que emite...¡¡¡Dios!!!, es como tener agua en los pulmones y soplar por ellos (digo esto como si lo hubiera probado ya, pero seguro que suena así). A parte de esto, cuando se levanta, agarrate bien que sino acabarás comiendo arena, primero te balancea hacia adelante, y luego sacudida hacia atrás, ala, ya estás sobre un bicho sacado de la pelicula de “Stars Wars” a tres metros de altura, controlando todo y con el poder en tus manos, aunque para poder, el que te da ir sobre un elefante, pero ese fué otro viaje. Otra cosa que no te cuentan es lo incómodos que son, y como terminan “tus partes” después de ...¿cabalgar?, ¿se puede usar este verbo para un camello? ¿no sería algo como...camalgar?...bueno sigo que me disperso. Ya volviendo, el ir sobre un camello por la ciudad, te das cuenta de lo que estas montando, un bicho enorme.

Ya por la noche al gran zoco de El Cairo, que es para perderse. Empezamos a andar por las callejuelas, dándonos cuenta de que estamos en la “avenida” de las mujeres, toda la ropa era femenina y lo que me volvió a sorprender, la cantidad de ropa con transparencias que venden. Puede que por las calles, las mujeres egipcias vayan muy tapadas, pero supongo que en ambientes más privados la cosa cambia. De todas formas, con todos mis respetos a las costumbres religiosas, el hacer que una mujer vaya asi de tapada por obligación es un pecado. Terminamos comprando desde especias en un callejón escondido entre mantas y telas, hasta infusión de ibiscus, sabor a piruleta. La verdad es que estuve tentado a comprar algún perfume de los que hacen. Es muy típico en Egipto que a base de distintas esencias tu te montes el perfume que quieras. Como yo no tengo ni idea ni olfato ( a parte de la cara de pardillo que puse) , en una de esas tiendas me dieron “el menu de imitaciones” en el que aparecia la colonia que yo uso. Le pedí una muestra y más que perfume me pareció un insecticida que a su vez se mezclaba con esencia de colonia del Carrefur. Puede que los que sepan, pidan un perfume como si comprasen un kilo de pimientos, pero a mi no me resultó muy útil.

Ya de vuelta a “casa” a Port Said, otro día de curro y visitilla por la zona donde fuimos a gastar las últimas libras en dulces, infusiones, ropa de abrigo y... ¡QUESO! Cuanto tiempo sin saber de mi mejor amigo, mi alimento base... creo que con un kilo de uno curado será suficiente para los 5 días de travesía que nos queda hasta Estambul donde ya estoy notando el calor en forma de vapor en un Hamam, porque me parece a mi vamos a tener todo el frío que no hemos tenido en 9 meses de verano juntos (alguien me dijo que hace cosa de un mes había nevado en Turquía). Quiero destacar algo de la gente de Egipto, los que nos viven del negocio del turismo son personas que te ofrecerían una habitación si se lo pidieras, a parte de que hables con quien hables, son gente viajera. Ya se nota el carácter Mediterráneo.

1 comentario:

  1. Hombre yo diría que es Cabalgar para cualquier cosa, por lo menos eso es lo que dice la RAE, jejejeje.

    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cabalgar

    Saludos machote

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