domingo, 6 de junio de 2010

Despues del temporal, la calma, poco nos queda para llegar a Port Sudan, quien me diría a mi que visitaría ese país cuya bandera y situacion desconocía. Pais que estuvo en guerra civil hacia unos años y que actualmente esta en proceso de división, a parte de estar a punto de realizar sus primera votación de partido político. El atraque en la punta mas externa del puerto y sin practico a bordo ya que decía que era demasiado peligroso subir (este tio no conoce el peligro creo yo). Dandome instrucciones atracamos sin mas problemas.

Lo primero que veo son siluetas con un traje típico de la zona. Poco a poco se empiezan a acercarse y a mirarnos como seres de otro Mundo. Cuesta hacerse a la idea de que a partir de ahora nosotros seremos los raros y habrá que hacerse a su cultura. A la mañana siguiente trabajo por doquier, por una parte “escayolando” al palo y por otra parte preparando mas jarcias que refuercen todo lo que había sufrido anteriormente. Para quitarnos el calor decidimos hacer un bañito en las proximidades del puerto y ¡el resultado fue increíble! Corales y peces de colores en el puerto, nunca había visto tantísima vida en el mar, y eso que estábamos cerca del puerto, limpio eso si. Imagino lo que debe ser bucear en algún arrecife en medio del Mar Rojo…Al terminar, a una razonable, las 16.00, sin calor apenas, un bien grupo del barco nos vamos de visita a la ciudad. Como hacia tiempo que no caminábamos nos dio por llegar al centro andando, unos 6km que se hicieron amenos ya que todo nos parecía nuevo, y sobretodo el carácter sudanés , nos saludaban como si fuésemos conocidos en el país. Carros con burros como transporte por la autopista y una especie de motocarros que se parecen mucho a los tuk-tuks tailandeses. Preguntando donde poder cambiar a moneda nacional (aquí no hay cajeros) llegamos al centro de la ciudad, heladito de mango y de higo para recuperar fuerzas y directos al paseo marítimo. Andando te das cuenta de la diferencia social que hay en el país, gente muy pobre que según me dijeron vienen de tribus para hacer dinero y al final se encuentran que tienen que dormir en la calle para poder ahorrar algo, y por otra parte los que visten como los occidentales. Pues bien, una vez llegados a la vera del mar, multitud de gente sentada en el suelo, en teterias-cafeterias improvisadas.

Para integrarnos en la cuidad decidimos probar sus brebajes, una especie de café con cardamomo y otras especias hecho sobre brasas que nos puso como motos. Como blanquitos raros que somos, se nos iban acercando y mirando como bichos. Era curioso como cuando les tomabas una foto se quedaban paralizados durante el tiempo que realizabas la foto y se activaban de nuevo cuando se veian reflejados en la cámara. Para volver pillamos un motocarro que por unas 5 libras sudanesas (20 euros son unas 70 libras) nos llevaba al “hogar”, no sin antes conocer a un tipo agradable español, monitor de buceo, que nos aclaro mucho de la vida en este país.

Al dia siguiente un poco mas de trabajo en el barco y otra visita a la ciudad, esta vez por trabajo intentamos bajarnos unas cartas un poco mas actualizadas en un ciber café… inegenuos nosotros, que nos creemos que internet es un bien básico y universal… pues no, cuando llegamos a la calle de los ciber, al lado de la universidad, algo parecido a un patio interior de una finca, la electricidad se había ido, algo común aquí, y es por eso que casi todos los sitios tienen sus propios generadores eléctricos. Otro heladito para pasar el calor para hacer tiempo y de vuelta al ciber. Esta vez ya estaba abierto, pero no tarde mucho en levantar el culo cuando me di cuenta de que tenia que quedarme dos días y medio para conseguir que la descarga de las cartas. Pues nada, mi gozo en un pozo, por lo menos tendre tiempo para visitar el mercado, no sin antes hacer cambio de pasta con un comerciante en una esquina, aquí se consigue mejor cambio en la calle que en un banco. Compre 4 cosas para subsitir en caso de antojo en el barco y de paso compra de una caja de cofetea que ya probare cuando surja la ocasión.

De vuelta al barco decidimos despedirnos de un miembro de la tripulación, Dani el pájaro, que estaba haciendo un estudio de pajarracos que se encontraba por el mar. Se desembarco muy a nuestro pesar para irse a California de beca (con un poco de suerte nos pasaremos a verlo ). La despedida fue en el Hilton, si, si, un pedazo de hotel que no pinta nada en ese país. Buffet libre para 20, estábamos solos y casi acabamos con toda la comida. Como se aprecia según que comida cuando llevas varios días comiendo de lo que hay en el barco, que no es que pases hambre, pero ya gustaría algo mas de variedad, donde no se sale del arroz, pasta, patatas y algo de pan mohoso, todo eso aderezado con algo en lata para darle buen aspecto, y lo mejor, sin restricciones a la hora de postres de todo tipo. Con esto quiero dar un hurra a Manolo, nuestro cocinero que de la nada saca un sabor que ni Arguiñano . El momento a destacar fue a la hora de pagar donde los 20 salvajes intentábamos pagar con euros y que al principio no aceptaban. Quedo en un poco de descontrol, nada mas. Para terminar la noche, con el poco dinero que nos sobro pillamos 7 tuk tuk con la condición de que nos llevaran hasta el barco compitiendo entre ellos. Maldito fue el momento que se lo dijimos ya que los adelantamientos que realizaban de tres en tres entre camiones no son aconsejables para cardíacos. Llegamos a la entrada del puerto con nuestros choferes pitando y que a punto estuvieron de ser amonestados por las autoridades portuarias (todavía se me ponen los pelos como escarpias al recordar la velocidad de las maquinas y seguir vivos)

Nos despedimos de Sudan con una alegría en el alma por haber conocido un país que nos ha proporcionado tanto con tan poco.

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