domingo, 6 de junio de 2010

Piratillas

Y otra vez a intentar cruzar el Mar Rojo, esta vez lo tenemos todo preparado, conocemos los límites del Galeón y no volveremos a tener otro susto. Para ahorrar tiempo decidimos hacer línea recta desde Sudan hasta el estrecho del Mar Rojo con el Golfo de Adén, (Bad El-Mandeb). Por esa zona hay unos cuantos atolones que sortear, pero con la ayuda de la sonda y la carta podemos prever lo que se nos avecina por el fondo. Al cabo de unas horas de navegación, pasando cerca de uno de los atolones más grandes vemos una pequeña embarcación que empieza a acercarse. Con el miedo de los piratas en el cuerpo empezamos a tener nuestras sospechas de que podrían ser unos de ellos. Rápidamente cojo los prismáticos y no me quería creer lo que estaba viendo por ellos. Para asegurarme de lo que no quería ver, se los paso a Guti, y me reafirma el hecho: eran 4 individuos en un trasto de embarcación, cada uno de ellos vestido de forma haraposa y con un arma de un tamaño considerable en la proa. En ese momento comienza el nerviosismo, todos los planes anti pirateo que había ensayado los comenzamos a poner en marcha. Lo primero que toda la tripulación suba a cubierta para dar a conocer la cantidad de tripulantes que somos, segundo empezar a habilitar los compartimentos laterales donde escondernos, tercero conectar todas las alarmas que disponemos para dar aviso a los centros de control anti pirateo y a llamar a los distintos teléfonos para coordinar con Londres. El puente empieza a ser estresante por la situación y la cantidad de alarmas sonando a la vez. Vemos una torre petrolífera detrás del atolón por donde había asomado la embarcación y ponemos rumbo a toda máquina hacia ella para cobijarnos. Al instante aparece otra embarcación, armada de la misma forma, tenemos una en proa y otra en popa y no sabemos muy bien qué hacer, solo correr. Nos hacen señales de que paremos pero al igual les hacemos caso, apretamos mas los dientes para darnos más prisa. Cuando creíamos que no podían pasar más cosas, se mostro otro problema: cayo la planta de energía, quedándonos sin gobierno durante unos minutos eternos en los que nos miramos pensando que es lo que ocurriría ahora. No paso nada, el generador arranco de nuevo. Seguimos con las indicaciones desde Londres y desde España para saber cómo actuar. Nuestra misión es simple, retrasar su embarque lo máximo que podamos y así dar tiempo a otras embarcaciones a que nos ayuden. Para mas rollo empiezan a intentar ponerse en contacto por radio una embarcación que no dice quienes son. Preguntan por una tal “Hispania”. Respondo a ver si por casualidad son los supuestos piratas que quieren hablar con nosotros. Al final resulta que no, que buscan a otra embarcación que se llama como ellos indican. Ya es casualidad que busquen ese nombre. Decidimos ponernos en contacto con uno barco que estaba justo al lado de la estación petrolífera para comentarles nuestro estado y de paso preguntarles a ver si saben algo de estas barcuchas. Nos dicen que sí, que ellos tienen una patrullera que defiende a la estación para que no pase nadie a menos de 2 millas. La duda sale ahora: Si solo tienen una embarcación, ¿Quiénes son los otros? A parte ¿para qué van a por nosotros si estamos a mas de 6 millas? Y lo peor, las pintas de las tripulaciones de las dos supuestas patrulleras, miedo dan.
Fueron pasando los minutos e hicimos caso de no pasar a menos de 2 millas de la plataforma a ver si se iban. Pareció que así fue, poco a poco se fueron yendo, pero nos siguieron durante un rato mas, aproximándose de vez en cuando. Al final desaparecieron, pero nuestras dudas de que fueran con otra intención siguen hoy. Pusimos rumbo al centro del Mar Rojo como nos indicaron por teléfono y así alejarnos de las posibles patrulleras que salen de Eritrea.
Fue una mezcla de miedo, incertidumbre y nerviosismo donde se comprobó que pasaría en caso de ataque verdadero. Vimos la reacción de cada tripulante, la calma aparente que mostramos fue por el bien de todos. Alguno admitió que sufrió ataque de pánico, sin poder reaccionar y otro, enfermo, para dar un toque de humor al asunto, decía que él se entregaría, que fuera como el conejillo de Indias, que con la fiebre que tenia no se iba a enterar de nada.
Como siempre, otra anécdota que se queda en eso. Nada malo nos puede pasar, este proyecto no está hecho para eso, sino para todo lo contrario, para conseguir el objetivo de vernos en Shanghái.

No hay comentarios:

Publicar un comentario